sábado, 13 de octubre de 2012

Andar por la calle. Cuida tus modales. Respeto a los demás.


     Muchos son los pequeños que nos encontramos por la calle y que se hacen dueños de ella como si fuera de su propiedad. No respetan a los viandantes ni mantienen la compostura cuando caminan por las aceras. Y lo que es peor, a veces, ni aunque vayan acompañados de sus padres, éstos les llaman la atención por tal motivo.

     Y la culpa no es de ellos, sino de sus padres que nos les enseñan a "circular" por las aceras; aunque parece sencillo andar por la acera tiene sus normas, y muchos de nosotros las hemos olvidado.

  • Siempre debemos caminar por la derecha y lo más pegados a la pared posible. Es decir, debemos caminar por el lado interior de la acera, por nuestra derecha.
  • Si enfrente viene una persona mayor o alguien cargado, podemos cederle nuestra derecha y desplazarnos a nuestra izquierda.
  • Como excepción diremos, que si no hay aceras (por ser un descampado, vivir en un pueblo o urbanización sin aceras, etc) entonces debemos caminar por nuestra izquierda, viendo venir los coches y otros vehículos de frente.
  • Si viene alguien de frente hacia nosotros, debemos mantener nuestro sitio, la derecha y esa persona deberá tomar nuestra izquierda, es decir, su derecha.
  • Si nos encontramos con amigos o familiares no debemos pararnos y ocupar toda la acera. Trataremos de retirarnos a un sitio más apartado donde no estorbemos al resto de los viandantes.
  • Tampoco debemos ir jugando o corriendo, con el consiguiente peligro de dar un empujón e incluso tirar a alguna persona al suelo. Tampoco ir jugando con el balón, lanzando cosas o juegos similares.
  • Al tropezar con alguien, lo primero que debemos pedir son disculpas por ello.
  • Si vamos acompañados y se paran nuestros padres o mayores con otras personas, debemos estar quietos y no andar corriendo y revoloteando a su alrededor.
  • Cuando vamos andando debemos comportarnos de forma correcta y no hacer cosas tales como: dar patadas a las papeleras o señales, pintar en las paredes, autobuses, etc., escupir en el suelo, dar voces, tirar papeles u otros objetos al suelo, insultar o meterse con la gente, subirse con los pies en los bancos para sentarse, etc. Hay que evitar estos comportamientos tan pocos educados.
  • No debemos olvidar estos dos puntos fundamentales de todo lo dicho anteriormente: respeto a las personas y a las cosas. Hay que tener un comportamiento digno de una persona bien educada y civilizada

viernes, 12 de octubre de 2012

Mi hijo se ve diferente. ¿Cómo acabar con los complejos?

     Los complejos suelen nacer del sentimiento de inferioridad, de la falta de fe en las propias capacidades. Es cierto que es más fácil que un niño se sienta acomplejado si tiene un "defecto" evidente -es patoso, usa gafas, está gordito...-, porque será inevitable que alguna vez tenga que enfrentarse a comentarios despectivos por parte de sus amigos o compañeros de cole; pero también lo es que cualquier niño puede sentirse inferior al resto sin motivo aparente.

     Estar acomplejado puede condicionar el comportamiento del pequeño, haciéndolo más tímido, menos sociable, triste y apático. La actitud de los padres es fundamental para que el niño cambie su propia actitud en una dirección más positiva.

     Soy bajito, ¿y qué?
     El primer paso para sentirse a gusto con uno mismo es aceptarse tal como uno es. No tiene sentido tratar de negar lo evidente, como tampoco lo tiene reducir a la persona a un único rasgo distintivo. Recuerda a tu hijo que tiene más características de sí mismo que le gustan que otras que no le agradan tanto. Pero también debes saber que los niños se miden a través de las opiniones externas, por eso los comentarios desafortunados de sus compañeros pueden hacer mella en él. Por suerte, el espejo en el que más se mira sois vosotros: sus padres. Vuestros comentarios y ejemplos pueden ayudarle a tener una autoestima elevada y a no fijarse tanto en sus defectos.

     Tu ayuda, fundamental.
     Pon en marcha estos consejos para conseguir que tu hijo no se sienta acomplejado:

     Si quieres elevar su autoestima:
  • Valora sus esfuerzos más que sus logros.
  • Estate atentos a sus actitudes y comportamientos positivos. Una felicitación cuando hace las cosas bien es más eficaz que un castigo cuando las hace mal.
  • No le pongas etiquetas negativas: eres vago, eres malo...
  • Evita las comparaciones con otros niños tanto por su físico como por sus logros.
  • Exprésale con frecuencia lo mucho que le queréis.
  • Muéstrale todas las cosas positivas que veis en él, para que sea consciente de lo orgullosos que os sentís de él, y también aprenda a valorarlas.
     Para reducir sus complejos:

  • Enséñale a jusgar a las personas por sus actos y su carácter, y no por su aspecto o capacidades.
  • Dale consejos para que aprenda a ignorar a los niños que le chinchan.
  • Anímale a tomarse los propios defectos con humor. Si en casa papá bromea con que se está quedando calvo, se transimite un mensaje de que estas cosas no tienen importancia.
  • Ponle como ejemplos a personas y personajes famosos que tambien usas gafas, tienen ortodoncia, son bajitos, son gordos... y muy admirados por la gente.
TÚ TAMBIÉN LLEVAS GAFAS. Contarle a tu hijo tu experiencia cuando eras pequeño puede ayudarle a comprender que sus sentimientos no son algo aislado. Además, se dará cuenta de que sus complejos se pueden superar, porque tú lo has logrado. Seguro que recuerdas algo que te hacia sentir diferente e incómodo de niño, aunque no fueses muy delgado ni llevaras ortodoncia: la ropa que te hacían usar, tus gafas, lo mal que jugabas al fútbol.....

GUIA DEL NIÑO
número 126

Cómo estimular la memoria de tu hijo

LA CAPACIDAD PARA RECORDAR ESTÁ PRESENTE INCLUSO ANTES DEL NACIMIENTO. PERO ¿CÓMO SE DESARROLLA Y CÓMO PUEDE ESTIMULARSE?

     Para estimular la memoria del pequeño, antes de nada, resulta imprescindible rodearle de mucho afecto, serenidad y alegría. Los,padres pueden contribuir de forma decisiva a que el niño desarrolle una memoria de elefante si adoptan unas medidas que estimulen el cerebro, aumenten la atención y potencien la capacidad de memorizar.

     Léele cada día un cuento, preferiblemente antes de dormir, procurando que el tono de voz sea lo más expresivo posible.

     Ordena su habitación indicando lo que estas haciendo: "el oso hay que ponerlo en la estantería, los cubos en la cesta...".

     Muéstrale a menudo el algún de sus fotos, describiéndole cada una: "Mira, este eres tú con la tía María el día que fuimos a la playa con ella".

     Cántale cada día una canción infantil, pero saltándote algunas palabras: las repetirá el mismo.

     Cuando le leas o le cuentes una historia, elimina cualquier fuente de distracción (por ejemplo, apaga la televisión), resulta muy útil para enseñar al pequeño a concentrarse.

     Descríbele las características de cada cosa que ve: los pájaros y los aviones vuelan por el cielo, todo lo que es redondo gira, etc.


     Señalando un objeto, indícale su color y su consistencia: blando, suave, áspero, liso, etc.

     Haz que memorice su nombre y apellido y el nombre de la calle donde vivís.

     Propón le el siguiente juego: coloca algunos juguetes sobre una bandeja. Deja que el pequeño los observe durante un minuto y, a continuación, cúbrela e invítale a que te diga de memoria lo que hay debajo.

     Invéntate historias en las que él sea el protagonista e incluye en el cuento a personas conocidas por él.

     A la hora de la cena, adopta la costumbre que os cuente lo que ha hecho durante el día.

     Cuéntale lo que has hecho tú y has que se ría con alguna anécdota de la que tú seas la protagonista.

TRES CATEGORÍAS DE MEMORIA:

     - A CORTO PLAZO. Almacena durante algunos segundos informaciones carentes de utilidad o valor emotivo, por lo que el cerebro las considera irrelevantes y no dignas de ser archivadas.

     - A MEDIO PLAZO. Captura sobre todo, informaciones relacionadas con números, reglas gramaticales y materias de estudio, y las mantienen únicamente si se utilizan con frecuencia.

     - A LARGO PLAZO. Constituye el bagaje de los recuerdos duraderos. Se desencadenan cuando la información que llega del exterior despierta nuestras emociones más profundas.



Mi bebé y yo
Número 203